Desde que salió el sorteo de copa, iba barruntando cada día ir a Palma del Río. Me gustan estas eliminatorias de «fango», como bien dice un amigo mío.
Pero a las previsiones meteorológicas, se le unió sobre todo, la no disponibilidad de entradas por parte del club para el aficionado bético. Hasta escribí un correo a la peña bética de Lora del Río, pero nada, ya estaban todas vendidas.
Hasta que una llamada lo cambió todo. Y no una llamada cualquiera, nada más y nada menos que don Joaquín Real Rodríguez, socio número 3 de nuestro Real Betis Balompié, y mi presidente de la Agrupación Béticos Veteranos Alfonso Jaramillo.
No disponía de vehículo para ir a Palma del Río, y además tenía una entrada disponible de uno de sus hijos que no podía ir. Dicho y hecho, puse a su entera disposición mi «gran» Clío y ayer jueves lo estaba recogiendo a él y a su hijo Alfonso, para hacer los 85 kilómetros que separa Sevilla de Palma del Río.
Fue un día para recordar, comida en la Taskita del Sibarita probando lo más preciado de la gastronomía cordobesa, mazamorra, salmorejo, flamenquines, rabo de toro……
De ahí paseo hasta el hotel dónde se encontraba la expedición verdiblanca y digestivo en el bar de enfrente, cuyo propietario resulta ser Sergio León, y donde estaban reunidos comiendo parte de los consejeros béticos, junto con la directiva palmeña, la alcaldesa del municipio y el propio Sergio León.
Y es aquí donde uno se da cuenta, lo grande que es la persona que recogí ayer al mediodía, cuando llega a oídos de uno de los consejeros del Betis, que abajo está Joaquín Real, y rápidamente van a buscarlo para que se una al ágape entre directivas y fuerzas vivas de la ciudad.
Allí don Joaquín desplegó su verborrea, quedando todo el mundo absorto escuchando historia viva del club de las trece barras.

Allí podíamos haber estado horas, días y el tiempo que hiciera falta escuchando a Joaquín, pero el tiempo apremiaba, y había que jugar y ver un partido, excusa principal por la que estábamos allí todos los presentes.

Ya en la calle el ambiente iba in crescendo en los alrededores del hotel, con el bus del equipo, todo verde él, reluciendo sobre la silueta blanca e imponente de la Hospedería de San Francisco.

Hasta el campo, bautizado para la ocasión como Estadio Sergio León, fuimos en coche porque el estadio estaba más cerca de Córdoba que del mismo Palma.

Todavía quedaban dos horas y media para el comienzo, y la cola para entrar, un sólo acceso, era tremenda, y una vez dentro del estadio, encontrar un asiento libre, era tarea casi imposible. Creo que vendieron entradas para llenar Maracaná entero. El ambiente era impresionante, y el recibimiento a los equipos como si de una final de copa se tratara.

Solucionado el tema asiento, por supuesto don Joaquín ocupando un sitio preferente junto al palco, nos disponemos a vivir una noche histórica para una localidad como Palma del Río, que no vivían una igual desde la temporada 91-92, única vez que jugaron la Copa, eliminando al Atlético Sanluqueño, y cayendo posteriormente con el Córdoba C.F.

El partido, independientemente del resultado (1-7), fue una fiesta total, con dos aficiones hermanadas, y que siempre recordarán por estos lares. Desde aquí deseamos al Atlético Palma del Río lo mejor para esta temporada y su deseado ascenso a 3ª Rfef.

Llegamos a Sevilla sin ningún problema, ya de madrugada, dejando a don Joaquín Real en su casa, después de una jornada inolvidable, otra más para su historia interminable de beticismo grande, inconmensurable diría yo.

Para terminar, si hoy os invita Benjamín llamarme, pero esa es otra historia……24 años ya!!, como hemos cambiado, como diría la canción.