Llegó la hora de la despedida, pero que difícil.
Llegaste un 23 de Julio de hace 5 años, te mentiría si dijera que te conocía como jugador mas allá de tu selección, eras alguien a descubrir por mi parte, aquí los grandes entendidos del fútbol de la ciudad como es la prensa, aseguraban que aterrizabas en nuestro club por tu tara, bendita tara, yo nunca llegue a encontrarla. Celebré tu primer gol en poco mas de un mes, y a partir de ahí, empecé a descubrir a un jugador que aun no siendo de la ciudad, te adaptaste a ella y sus costumbres, entendiste muy rápido lo que es ser Bético y defender las 13 barras, incluso antes que algunos de los que nacieron y se criaron aquí. Descubrí a un jugador que aun siendo parco en palabras, era un líder nato en el campo y vestuario, un ejemplo a seguir, que me hacia emocionarme viéndolo jugar, con un respeto infinito hacia el escudo que llevaba en la camiseta, a un hombre que nunca se le escucho una mala palabra, incluso ni hacia los que se atrevieron a llamarte ex-jugador, con todo mi respeto para ellos, ignorantes del futbol. Un profesional que dando la cara, se echaba el equipo a la espalda cada vez que era necesario, hasta el extremo de jugar mas de 20 minutos con una rodilla destrozada o con la nariz rota. Llevaste el brazalete de capitán con la misma humildad que carisma, enseñando a los que iban llegando a respetarlo de la misma forma que aprendiste a hacerlo tu.
Hablar de ti como futbolista sería absurdo, todos lo que te hemos visto jugar sabemos la calidad que tienes, sería una pérdida de tiempo intentar describir como desesperabas a los contrarios porque no podían quitarte el balón, como lo colocabas a donde querías, o como lanzabas un córner o una falta.
Viniste para aportar y como lo hiciste! 4 años en Europa y un título.
Dices que el Betis te ha dado más a ti que tu a él, pero ha sido tanto lo que tú nos has dado aunque no lo creas, que la palabra gracias, a mi parecer se queda corta.
A mi me has roto mis esquemas, siempre he tenido unas directrices a seguir, mi escudo por encima de todo y de todos, y siempre he sido una firme defensora de que los jugadores de mi equipo, no son mercenarios, eso no, pero si empleados del club, por supuesto a unos les coges más cariño que a otros, o me apena más su marcha, pero de ahí no pasaba, hasta que llegaste tú… ay tu! Mi morito! Con esa sonrisa tímida y mirada caída me ganaste desde el primer momento, y hoy, a mis 49 años, me siento por primera vez en mi vida, viuda de un jugador (algo que nunca llegué a entender cuando lo escuchaba) dejándome un vacío que no tengo duda que muchos béticos sentirán de la misma forma.
Yo no me despido de ti, la palabra adiós contigo no entra en mi vocabulario, seguirás siendo siempre uno de mis capitanes, te agradeceré de manera infinita lo que me has hecho disfrutar, saltar de mi asiento, abrazarme a los de mi grada en aquel gol olímpico, la sonrisa que asomaba a mi cara cuando te veía agachar la cabeza y mirar de reojo delante de la redonda listo para hacer alguna de las tuyas, ver repetida algunas de tus jugadas, ese abrazo con Isco el día que regresaste y el templo entero coreaba tu nombre, las veces que me han dolido las palmas de aplaudirte, la tristeza por tu lesión, tantos y tantos momentos, esos no me los quitará nadie, serán eternos en mi memoria, porque yo podré decir que vi jugar a un genio en mi equipo, y sobre todo, nunca podré dejar de agradecerte que nos eligieras, si, porque nos elegiste, y aunque al principio no fue como podrías esperar, seguiste apostando por nosotros, trabajando y metiéndote en el corazón de todos y cada cada uno de los béticos.
Te deseo todo lo mejor en tu nueva andadura, Genio.

Don Nabil Fekir, esto no es un adiós, es un hasta pronto y un GRACIAS en mayúsculas.
@NabilFekir