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Manuel Pellegrini, el Ingeniero de la estabilidad verdiblanca

Opinión creada por Manuel (@LoquedigadonRamón)

El debate sobre Manuel Pellegrini es sano, siempre que se haga con respeto. Soy de los que piensan que discutir sobre su figura no lo debilita, sino que lo engrandece.

Me gusta dialogar con quienes tienen una visión distinta sobre el técnico chileno, pero nunca lo haré con aquellos que ningunean, insultan o menosprecian al entrenador más importante de la historia moderna del Real Betis, al menos de la que me ha tocado vivir.

No me considero un seguidor incondicional de la Iglesia Pellegrinista, ni tampoco un detractor de su doctrina. Prefiero analizar con frialdad la magnitud de una figura que el paso del tiempo hará aún más grande.

El contexto de su llegada

Manuel Pellegrini asumió el mando del Real Betis en una situación extremadamente complicada. El equipo venía de temporadas decepcionantes, hundido en la clasificación, con un proyecto sin apoyos tras decisiones polémicas pero necesarias, y con un límite salarial y una deuda casi irreconducibles.

El club sufría un grave desequilibrio económico: los gastos corrientes superaban los ingresos y las plusvalías, antaño la gallina de los huevos de oro, se habían frenado. El clima social era de crispación total; nadie confiaba ni en la plantilla ni en el entrenador. El presupuesto proyectaba pérdidas millonarias y la Junta General de Accionistas temía un cambio de gobierno que devolviera el club a manos de quienes años atrás habían vendido sus acciones al mejor postor.

Por si fuera poco, el límite salarial —apenas 60 millones— provocaba problemas de inscripción. Situación que, curiosamente, hoy padecen otras instituciones sin la misma presión mediática.

La reconstrucción desde el banquillo

En ese contexto, Pellegrini logró lo impensable: explotar el talento de futbolistas como Canales, Borja Iglesias, Fekir o el tan criticado Álex Moreno (que ni antes ni después volvió a rendir igual).

El chileno clasificó al Betis para competiciones europeas y, sobre todo, devolvió la estabilidad social a la entidad. En cada momento de crisis, ahí estaba él, en rueda de prensa, dando una lección de serenidad y liderazgo.

Aquellas temporadas no fueron sencillas: pérdidas de más de 70 millones, limitaciones presupuestarias, y una plantilla mermada por los problemas de inscripción. Hasta nueve jugadores no pudieron ser inscritos al inicio de una campaña, y el equipo jugó tres jornadas sin ellos. Pero Pellegrini no perdió la calma. Una vez más, respondió con coherencia, ambición y resultados: 9 puntos de 9 posibles que devolvieron la confianza al proyecto.

El año de la gloria

Ese mismo año nos llevó a Plaza Nueva, conquistando la Copa del Rey, quedando a tan solo cinco puntos de la Champions League y cayendo con honor en Alemania, en una prórroga que aún duele recordar. Fue una temporada inolvidable, en la que el Betis volvió a competir con los grandes de Europa y España.

La etapa del equilibrio

A partir de ahí, el club se marcó un objetivo lógico: equilibrar las cuentas y lograr plusvalías. No era sostenible seguir acumulando pérdidas que, de continuar, podrían haber conducido a una disolución en 2028 o a la venta a capital extranjero, con la pérdida de identidad que ello supondría.

Comenzaron las ventas y los ajustes. Temporadas con problemas de límite salarial, plantillas incompletas y llegadas tardías. Hubo jornadas sin delanteros, sin sustitutos de Canales o Fekir, sin recambio para Ayoze o Guido, e incluso se vendió al mejor portero del equipo para cuadrar las cuentas —una decisión dura, pero necesaria y acertada—.

A pesar de todo, Pellegrini mantuvo el rumbo. Europa, Europa y más Europa. Hasta nos llevó a Polonia, cuando en enero muchos temían por la permanencia.

Lo que viene

Sé que vendrán dos años complicados, con una etapa de transición, pero también ilusionante. No estamos aún preparados para que la Champions sea un objetivo real, pero sí debe ser nuestra ilusión.

El objetivo será 2028. Y Manuel Pellegrini debe estar aquí hasta entonces, porque ha demostrado que supo sostener al Betis en sus momentos más difíciles. Aunque estemos en otra etapa, el reto sigue siendo enorme: seguimos sin el potencial económico para competir en igualdad con los cinco grandes del fútbol español.

Eterno, Ingeniero

Nada más que añadir.
Para mí, Manuel Pellegrini será eterno.

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